viernes, 29 de mayo de 2009

Deslumbrados por los reflejos rosados.

“Las bicicletas son para el verano” y en Egipto no deberían existir o estar prohibidas, sería un buen título para una comedia Egipcia, sin embargo igualmente se podría utilizar para definir la realidad cairota.

Una bicicleta que viaja esquivando coches, de momento el ciclista encorva la espalda y tuerce la vista mientras sigue su marcha. Simplemente el primer accidente que he visto en todo este tiempo en el Cairo. Dos coches demasiado cerca, un frenazo enérgico y el choque está servido. Las personas se agolpan para observar lo que ha ocurrido. Leve choque, aunque las contusiones de las dos personas del coche de atrás son considerables. Sangre tras haber destrozado parcialmente la luna delantera con su propia cabeza. El ciclista sigue impertérrito su camino, impasible sabiendo que el tiene que tener mucho más cuidado si no quiere que le ocurra lo mismo.

En un acto teatral no podía faltar el escenario, y en este caso no ha podido ser mucho mejor encontrándose los actores en el centro de la ciudad. El Museo Egipcio, con su fachada en tonalidades violetas difuminándose en rosado mustio, y su nueva imagen, todavía de un rosa más mustio que no consigue adivinarse en qué color se puede convertir. Hasta sería mejor que se esfumaran los colores fucsias del todo y que el presupuesto fuera para organizar el museo íntimamente.

El Museo Egipcio, para el que no lo haya visitado, es una mole de hormigón en pleno centro de la ciudad, en el núcleo donde se encuentra el edificio de la Liga Árabe, la Universidad Americana antes de trasladarse a las afueras y algunos de los hoteles más importantes de la ciudad. Todo ello en la plaza de la Liberación del centro de la contaminación y el ruido capitalino. Muy característico el museo por su fachada en tonos fucsias, sin saber demasiado cual es el color real.

El mito de que cuando construyan un nuevo museo donde se pueda exponer adecuadamente todo se tendrán que excavar los sótanos puede ser hasta real, si incorporamos al comentario que quizás se tengan que sortear determinadas piezas entre los jefes, por no tener ni idea a qué corresponden.

La acumulación, esa es la palabra adecuada para definir el museo, es magnífica y la cantidad de piezas faraónicas muy importante. Sin embargo su colación, su conservación y especialmente el cuidado técnico de las exposiciones es más que criticable.

Aunque el museo se conserva mejor de la imagen mítica que tenemos en Occidente cuando hablamos con la palabra caos, no tiene la mejor organización posible. T odo ello a pesar de que el gobierno obtiene ingentes cantidades de dinero con los extranjeros, los cuales pagan hasta 30 veces más que los egipcios. El billete normal para un egipcio son 4 libras y para un extranjero 60, para los estudiantes la diferencia todavía es mayor; Aunque seas estudiante en Egipto pagarás 30 libras y uno nacido en Egipto únicamente 1 libras. Todo ellos sazonado con los guías independientes que te atosigan para que los utilices en tu visita al museo.

Los sarcófagos se acumulan en la pared, colgados en filas de cuatro, únicamente visibles los dos primeras, todos ellos combinados con sarcófagos más pesados y momias en los lugares adyacentes. Prácticamente ninguno de ellos tiene ninguna información. Y los que los tienen, son simplemente anotaciones a mano destrozadas por el tiempo y los rayos de sol.

Los papeles amarillentos en inglés, francés y árabe, cuando se encuentran los tres idiomas, yacen en la mayoría de vitrinas recordando una época en la que la máquina de escribir todavía era el utensilio más pausible para escribir. La organización de las piezas está hecha con respecto al espacio y no a la temática. Las piezas están separadas entre Imperio Antiguo, Medio y Nuevo en la primera planta, pero más allá de eso nada. En la segunda planta la importancia total la tiene la tumba de Tutankhamón, y después piezas y más piezas, en un orden elegido por un ciego o un demente. Quizás si hubiera menos piezas sería más sencillo podría ser la respuesta, y la contestación adecuada podría ser, y con una mayor dedicación cada cierto tiempo también se podría conseguir. No es comprensible que muchas piezas no se sepa de qué época son, y simplemente que los comentarios sean hace 30 o 40 años.

Para muchos de los que crecimos con los ojos radiantes y resplandecientes cada vez que veíamos imágenes del Antiguo Egipto Faraónico, la visita al Museo es imprescindible para darte cuenta al menos de que todo en este mundo puede funcionar mejor. La cantidad de piezas almacenadas en el museo es gigantesca y genial, y una mejor clasificación y esfuerzo estatal para invertir para mejorar el turismo sería muy interesante. Sin embargo, mientras que el turismo siga fluyente la comodidad del sofá es mejor que preocuparnos por la conservación de nuestro pasado.

viernes, 22 de mayo de 2009

¡No hagas esto en Egipto!

El dualismo en la sociedad egipcia es cuando menos evidente, sin embargo no nos debemos fijar únicamente en conceptos demasiado globales que no pueden llegar a ser comprendidos nunca, como la religión o la tradición, son amalgamas imposibles de abarcar, pero no tan determinantes como pueden llegar a ser entendidos como lugar común. Tienen una importancia, pero nada más allá.

El concepto de sexualidad debe ser entendido según todas sus variables, las tensiones en este aspecto son muy importantes, por eso una mujer que vista al estilo occidental y enseñando parte de su cuerpo puede ser molestada continuamente hasta llegar a ser insoportable la situación; no debemos centrarnos en la típica imagen mitificada de Oriente, la importancia del velo y la influencia en este aspecto del Islam; Es evidente pero no debemos caer en esa causalidad unidireccional tan simple. Gran cantidad de mujeres lo usan por motivos familiares, otras simplemente creyendo ciegamente en lo que no dice el libro sagrado y otras por moda.

Lo que está claro, que la que no lo usa puede tener una situación molesta que tiende a la utilización del hiyab; la religión en ningún momento señala que los hombres traten a las mujeres como simples objetos sexuales, mitificadas con una simple posibilidad, por el mero hecho de que enseñan sus bonitos atributos. El contacto entre hombre y mujer en la calle es muy limitado y se restringe a breves paseos alrededor del Nilo, pequeñas caricias en los bancos adyacentes y algún que otro beso y contacto físico si el lugar es lo suficientemente oscuro (son los lugares más buscados, por lo que es bastante difícil que estén libres.)

La sexualidad limitada es tan latente en la sociedad, hasta llegar a considerarse como uno de los problemas más importantes. La llegada virgen al matrimonio de la mujer es esencial, aunque la visita a las prostitutas de otras ciudad es un hecho que las élites masculinas del país se pueden permitir, otras historia es el marco cercano a las mujeres. La sexualidad pretende ser ignorada bajo un velo, que cada cual evita, destruya o rasga según sus posibilidades.

La comprensión de la dualidad dentro-fuera es imprescindible para conocer levemente la realidad del país, lo que para nada es observable y que influye en el funcionamiento de la vida diaria; cuanto más occidentalizado es el lugar más compleja es su observación.

El alcohol puede ser un ejemplo claro para entender esta realidad. Es sencillísimo conseguir alcohol en Egipto. Según la leyenda, esta fue inventada por estos lares, pero bajo el mandato de uno de los Imperios prístinos, el de los faraones, muy diferente al estado elitista, una isla entre un mar de pobreza. Actualmente todavía hay diferentes tipos de cervezas nativas, pero controladas por grandes empresas multinacionales que conservan su nombre egipcio –hasta ahí como en la mayoría de lugares-. El desfase alcohólico de los jóvenes occidentalizados es uno de sus rasgos de su identidad, la ruptura con la teórica tradición que todo lo determina; su símbolo de separarse de su pueblo, pensando únicamente en su bienestar. Utilizar la formación elitista de la Universidad Americana en su propio beneficio.

En la vida diaria, hay muchas personas que beben alcohol, sin embargo no es sencillo para ellos comprarlo. Nosotros como occidentales, se nos supone una vida de excesos, drogas y sexo depravado, por lo que es normal que compremos alcohol continuamente, motivo por el cual algunos egipcios te pueden solicitar que les compres alguna lata de cerveza, porque el dueño de las tiendas cercanas pueden conocer a alguien de su familia, o simplemente por el hecho de entrar en la tienda, porque el Cairo funciona como un pueblo, hagas lo que hagas, las personas saben lo que haces.

Beber en la calle es un acto tan extraño como poco precavido, en tres meses de vida en la ciudad, únicamente he visto a dos personas bebiendo alcohol en el Festival por la Paz, en el barrio de Heliópolis; En una zona, que por la imagen de las personas, dominaban los habitantes cristianos coptos, la organización y la limpieza; y a pesar de todo no es un acto que puede acarrear grandes problemas institucionales.

lunes, 18 de mayo de 2009

El Sinaí o la mercantilización de los lugares santos (II)

Hay que tener en cuenta que el turismo al Monte es básicamente organizado con autobuses de grupos, y no se pueden encontrar gran cantidad de viajeros individuales, por lo que tendriaís que pagar al final del día 85 libras egipcias al beduino que te guía por un camino sin dificultades sean los turistas que sean. Al menos nuestro guía era una persona tranquila que llevaba 7 años haciendo el mismo trabajo, y bastante poco interesado en los beneficios del turismo, una persona humilde que se ha dedicado a este trabajo, porque no hay muchas más opciones en el lugar. Se puede intentar evitar este gasto, si consigues convencer a las autoridades que únicamente vas a visitar el Monasterio, pero en las últimas semanas la complejidad es mayor, desde que un turista ruso se perdió y trastabilló montaña abajo perdiendo la vida. Un habitante del pueblo me enseño el video en su teléfono móvil del momento en que lo encontraron, como aquí se respeta la privacidad de las personas. Al fin y al cabo es un lugar público turístico, y algún beneficio tendrán que tener las autoridades.

Desafortunadamente no tuvimos la oportunidad de dormir en el Monte como era nuestra idea inicial por la problemática con la policía –que pudimos solventar gracias a la llamada de Mustafa, nuestro guía- y con los horarios de los buses; por lo que decidimos ver al menos el atardecer, uno de los más bellos que he podido ver en mi vida, decenas de franjas rosadas tras la marcha del sol, valía la pena soportar el frío que permite estos atardeceros.

Paisaje en el cabo de las dos playas.

La subida al monte no es compleja. El camino más sencillo supone un par de horas y los 750 escalones finales, cada vez en peor estado. El otro camino son 3000 escalones, el cual empieza justo en la ladera de la montaña, por lo que se hace muchísimo más corto en longitud, pero tortuoso para las rodillas.

Mustafa nos guiaba el camino, con paso firme, kifiyya en el pelo, calzado cómodo y una chaqueta de plumas; Al verla agradecí gravemente haber traído la mía. Y nos acompañaba una pareja de británicos que se nos unió para ahorrar en el gasto del guía. Seis meses viajando alrededor del mundo, y todavía no se preocupaban demasiado en aprender alguna palabra en el idioma local, y demasiado poca adaptación en sus mochilas y forma de vestir. Si consigues soportar una subida rocosa sencilla, y el olor a culo de camello que se mezclaba en el tortuoso camino, la cima está conseguida. En nuestro caso fue un grupo de devotos cristianos taiwaneses de visita en los lugares sagrados de Oriente Medio, cuya penitencia a la hora de subir a l Monte, nos habría evitado el olor nauseabundo al tener el trasero de los animales en la cara durante un periodo largo de tiempo. Cualquier lugar donde se puede obtener dinero se obtiene. El turismo en el Monte lo tienen controlado los beduinos, desde los guías independientes, los encargados de los camellos, hasta los vendedores de recuerdos o de agua embotellada de la compañía Pepsi. Al menos ellos son los que trabajan con el turista.


Bonita cara de sufrimiento que el colgante no limita.

Mustafa, nuestro guía en el ascenso al Monte Sinaí.

Los últimos momentos antes de que oscureciera completamente, que aprovechamos unos pocos afortunados evitando el frío como podíamos, cuando el último grupo ya se había marchado. Sentimientos que difícilmente pueden ser explicados, incluso para las personas que no son creyentes. Las sensaciones en los lugares que han sido visitados por tantas personas, simplemente por motivos de fe, dogmatismo que te permite recrearte en el lugar. La metáfora escrita en papel por sudamericanos que han ahorrado durante mucho tiempo para poder visitar los lugares sagrados, y que simplemente piden salud y trabajo para sus familiares.

Unas horas que merecen la pena cuando consigues unos simples segundos en el Monte, con el viento frío azotándote en la cara, la inmensidad de las alturas, y un atardecer hace olvidar las horas cabreado alrededor del dinero en los lugares sagrados. Supongo que permite un misticismo más intenso, cuando encuentras tu lugar por escaso que sea. Difícilmente explicable, merece la pena la ascensión.


Cada cual encuentra a Dios a su manera.

Un país democrático donde la censura y la corrupción son dos de sus señas de identidad más actuales tiene un futuro más bien oscuro, y no me estoy refiriendo a Egipto especialmente.



jueves, 14 de mayo de 2009

El Sinaí o la mercantilización de los lugares santos (I)

La peregrinación a los lugares santos y sagrados se ha convertido una mezcla heterogénea insulsa de personas, que conocen el lugar por lo que significa pero cuya ignominia hacia ellos se respira en cualquier rincón. En Egipto si unimos este concepto, a la idea de que el lugar es turístico y además no musulmán, nos encontramos con una mezcla explosiva de lo que se no puede esperar demasiado de una de las partes, la nuestra siempre mantiene sus potencialidades si somos capaces de conseguir evadirnos en algunos momentos.

El Monte Sinaí, por todos conocido, aunque solo sea por nuestra clase de religión, o por la catequesis, -ahora que están tan en boga estas dos temáticas, no necesitando explicación-. Se encuentra en la península del mismo nombre en la parte este de Egipto, cercano a la frontera con Israel y Jordania. Los egipcios lo llaman “el monde de Moisés” y la palabra Sinaí engloba a toda la Península.

Actualmente cientos de turistas lo visitan cada día, un tranquilo paseo en camello desde el Monasterio de Santa Catalina, evitando la caminata, la cual se limita a los últimos 750 escalones antes de llegar a la cima, inevitables, aun para los más cómodos.



El Monasterio de Santa Catalina

Hordas de turistas inician su escalada horas antes del amanecer para observar el alba en su máximo esplendor y rápidamente descender para visitar el Monasterio y continuar el viaje rápidamente. Por este motivo si visitas el Monasterio de forma individual hay que tener en cuenta donde te encuentras y que la iglesia cerrará sus puertas al mediodía. Simplemente la mayoría de los beneficios ya se han conseguido, no es necesario trabajar demasiado. Los demás viajaros no son demasiado importantes. De cualquier forma si tienes tiempo existe la posibilidad de quedarte en la ladera en alguno de los hostales que se pueden encontrar, por precios populares, y bastante cómodos.

Si deseas visitar el Monte o el Monasterio de forma individual es considerablemente complejo, únicamente hay un autobús de ida y vuelta al día a el Cairo; y los horarios no son demasiado populares. También hay autobuses desde las cercanas ciudades de Nuweiba y Dahab, pero con la misma calidad de horarios. La última opción es el típico taxi compartido por turistas, que conviene que sea acordado con anterioridad porque negociado en el momento deseado puede tener un precio excesivo. Además siempre se puede negociar un taxi compartido como hicimos nosotros desde la ciudad de Nuweiba, tras pasar un día en el Mar Rojo, en el cabo de las dos playas, con la mirada de la costa de Arabia Saudí, un lugar todavía tranquilo repleto de personas alternativas, y gran cantidad de israelíes; motivo por el cual un tanque te recibe en la puerta si consigues que el conductor pare enfrente, ya que el autobús no tiene parada en esa pequeña playa.

Hasta en estas alturas se puede encontrar un baño público, mixto en este caso.

Grupo de taiwaneses sufriendo su penitencia y llegando a la iluminación sentados comodamente en el camello.

Hay que tener en cuenta que el turismo al Monte es básicamente organizado con autobuses de grupos, y no se pueden encontrar gran cantidad de viajeros individuales, por lo que tendriaís que pagar al final del día 85 libras egipcias al beduino que te guía por un camino sin dificultades sean los turistas que sean. Al menos nuestro guía era una persona tranquila que llevaba 7 años haciendo el mismo trabajo, y bastante poco interesado en los beneficios del turismo, una persona humilde que se ha dedicado a este trabajo, porque no hay muchas más opciones en el lugar. Se puede intentar evitar este gasto, si consigues convencer a las autoridades que únicamente vas a visitar el Monasterio, pero en las últimas semanas la complejidad es mayor, desde que un turista ruso se perdió y trastabilló montaña abajo perdiendo la vida. Un habitante del pueblo me enseño el video en su teléfono móvil del momento en que lo encontraron, como aquí se respeta la privacidad de las personas. Al fin y al cabo es un lugar público turístico, y algún beneficio tendrán que tener las autoridades.

viernes, 8 de mayo de 2009

Mendigos de sueños

Muhammad, un desheredado como nunca antes había encontrado en Egipto, se acercó a mí con el paso tranquilo y la mirada profunda, perdida, con una pérdida del conocimiento latente en sus movimientos; simplemente locura en este mundo de modernidad, diferente. Demasiados años en la calle que hacen perder la noción del tiempo y de la realidad a cualquiera, todo deja de importar hasta la propia existencia. Quizás eso no, nunca.

Me pide unas monedas, pero con el suficiente orgullo, para acabar sentándose enfrente y sin dejar de mirarme a los ojos comenzar a conversar, una mezcla de seguridad ingenua infantil donde el miedo no existe, supongo que para que mí tampoco, en cualquier otro lugar se siente miedo, en Egipto difícilmente. Una galabeyya azabache cubría su cuerpo, raída, mugrienta y llena de mierda hasta hacer irreconocible su color original. Descalzo, simplemente una suela natural de suciedad acumulada. La cara con una capa de mugre sin lavar desde largo tiempo atrás, bigote roñoso, siempre los ojos limpios y profundos. Un pañuelo negro cubriendo su cabeza, dejando solamente visibles sus rasgos faciales; Y un saco para transportar sus tesoros.

Cuando se convence que no conseguirá más monedas –demasiado rápido- simplemente comenzamos a conversar distendidamente, la única petición una galabeyya nueva y/o unas sandalias. El olor nauseabundo que desprende, únicamente un aura insoportable de seguridad más bien en que nada le afectará, al contrario que a cualquier mortal, la llana fortaleza de vagabundos y derviches. La inseguridad que puede crear en los demás.

Me cuenta la historia de su familia, y de la muerte de su padre y de su madre; y acaba interesándose en la mía. Las primeras preguntas hacen visibles su realidad, me pregunta si tengo hijos o hijas, si mi madre está viva y cuantos años tiene; igualmente para mi padre. De dónde soy, y la edad que tengo. La suya, 27, y según dice, desde que entró en la doble década su casa ha sido la calle, su hogar difícilmente decirlo. Me sorprende que me pregunte que si el avión a España tarda 5 horas, y cuando me pregunta a donde he viajado, su mirada brilla, quizás de alegría por mi persona, interesándose por una vida diferente. El fulgor que desprende su faz, no se puede olvidar fácilmente.

Acaba preguntándome donde vivo en el Cairo y si tengo casa, justo antes de pedirme disculpas nervioso y marcharse. Me levanto y le deseo que le vaya bien con un fuerte apretón de manos. Supongo que no necesita buena suerte. Se sorprende pero ya no se vuelve a mirarme. El encuentro cara a cara nos ha ayudado a los dos, quizás solamente a mi. En definitiva yo no le puedo enseñar nada, el quizás a saber creer en uno mismo. Las monedas son simplemente eso, se olvidan y ya no tienen ningún valor.

Cuando la familia falla –tanto por motivos de muerte de los miembros como por la separación de otro- la persona que se queda sola se convierte en un auténtico desheredado, en un vagabundo de los que difícilmente se encuentran en Europa. Personas a las que todos –literalmente- les dan la espalda, en definitiva si una persona joven está en esa situación la culpa es totalmente suya; siempre es mejor rezar durante horas e ignorar los problemas cercanos. La cayo frontal es más importante que la persona que está al lado.

Al principio sorprende la cantidad tan pequeña de mendigos que piden en las calles de el Cairo, sin embargo si miramos más profundamente, la mayoría de los egipcios son pobres que viven dignamente y no dudaran en invitarte a sus casas. Con unas condiciones de supervivencia diaria. La mayoría no mendigan por el apoyo de la familia extensa como fuente de apoyo y ayuda, frente a la total dejadez gubernamental. Una situación no muy diferente sucedía en España no hace demasiado tiempo, actualmente el apoyo familiar está en decadencia, y el Estado de Bienestar en crisis no ha tomado las riendas, ni lo hará. Simplemente un apoyo residual que mantiene los problemas por siempre jamás.

Existen diversos prototipos de personas que piden en la calle, y en todas ellas se pueden ver los efectos y la influencia de romper con los lazos familiares, o la muerte del miembro sustentador de la familia, generalmente el marido. La amplia mayoría son mujeres y especialmente viudas de negro hasta su muerte, no piden, simplemente yacen en lugares concurridos ofreciendo pañuelos o bolsitas de limones, no dudando en quedarse su producto si la ayuda en escasa. La otra gran parte son también mujeres mayores, claramente pobres y provenientes de barrios olvidados, que se encuentran en las partes centrales de la ciudad.

Por último nos encontramos con los harapientos, desheredados y demás personas cuya situación según ojos occidentales es límite, vagabundos que prácticamente no se preocupan en mendigar, imposible encontrarlos en Europa. Muhammad era un ejemplo de esta situación. Según nuestra mirada son las personas más desafortunadas del mundo, sin embargo no depende de nada ni de nadie, simplemente yacen; no se adaptan al ritmo del mundo, lo controlan a su antojo. Conversaciones con personas diferentes siempre nos permiten crecer, en ocasiones la persona menos previsible, será la que nos de la mayor enseñanza de nuestra vida; la más grande de estos dos meses en el Cairo, la he tenido hoy.

lunes, 4 de mayo de 2009

Tormenta y turbulencias en el invernadero cairota.

La última semana en el invernadero cairota, ha sido turbulento en todos los sentidos, tanto figurativamente, como por los acontecimientos que se están encadenando en relación a la gripe porcina, o como ministros de Israel y de los países árabes se están poniendo de acuerdo , por fin en algo, en llamarla, la gripe mejicana.

Al contrario que en la mayoría de las ciudades donde llega la primavera, en el Cairo, el sol está desaparecido y la ciudad se ha convertido en un invernadero real. La temperatura no es demasiado elevada pero la sensación térmica es mucho mayor, porque se encuentra en gran medida viciado, por la capa de polución que cubre todo el cielo. En el día de hoy, toda esa polución ha acabado por transportarse después de una noche de viento y el polvo se hace bastante molesto en los ojos.

Algunos locales se protegen, nariz y boca, con mascarillas, situación a tener en cuenta porque las personas que viven en la ciudad están considerablemente acostumbrados a este ambiente sucio, y la ciudad se encuentra en un intento de vaciarse. Parece que todas las personas quieren llegar cuanto antes a sus casas y no salir hasta que el cielo vuelva a ser azul. Ahora mismo, el tono del cielo es de un grisáceo poco descriptible por la falta de color y hasta de sentimiento, una neblina sucia que solamente permite mirar hacia el horizonte, porque lo que es ver únicamente los edificios más cercanos.


Fotos del centro de la ciudad de el Cairo, con la capa de polución que impide ver prácticamente nada.


La otra gran turbulencia ha sido la política en torno a la crisis de la gripe porcina, de la que los medios de comunicación españoles se han hecho eco de la noticia de forma superficial, algo inevitable cuando el que escribe no se encuentra en la ciudad, y los que se encuentras se dedican a mal-traducir medios en inglés, que si se encontraban en el lugar.

Si existe alguna curiosidad, o este tema tiene que ser comprobado simplemente observar las noticias del periódico en inglés The Daily Egypt o de la sección en árabe de Al-jazeera y comparar con las parrafadas de los medios españoles. Algo ciertamente vergonzoso, cuando la semana pasada con la visita de la Vicepresidenta del Gobierno, noticias de escasa importancia –por llamar de alguna forma a las conferencias de turno y los canapés y vinos en cualquiera de los lugares visitados- merecían artículo en primera página.

Salvar de esta crítica el artículo de Javier Espinosa en la sección de su blog –también perteneciente a un medio español importante- que a pesar de encontrarse en Beirut, ha sabido preocuparse por la importancia de una situación que no puede ser tratada a través de malas traducciones de otros periódicos.

Con la excusa de la crisis de la gripe porcina –todavía sin casos en Egipto- y la cual no se trasmite con el consumo del animal según datos de la OMS, el gobierno egipcio decidió la semana pasada sacrificar a toda la cabaña de cerdos del país, teniendo en cuenta que los encargados de su cuidado son los cristianos coptos, minoría en Egipto, las turbulencias se hacen más visibles. La ONU ha criticado la decisión de Egipto en las últimas horas también.

La crianza de cerdos es el sustento básico de una amplia población de granjeros coptos, tanto alimenticia como económicamente, los musulmanes no la consumen al considerar al animal impuro, teóricamente basado en los escritos coránicos de hace más de 15 siglos, por lo que si entendemos esta medida simbólicamente y los altercados continúan, pueden crear un estado peligroso en Egipto. Potencialmente el problema no es el gripe porcina, ni el sacrificio de los animales; sino la tensión creada, que pueda acabar en masacres poblacionales de minorías que no son nuevas en este país ni en otros muchos. De momento el problema es potencial, y la tensión es cuando menos limitada en la población copta.

Si medidas políticas tan importantes, son tratadas por medios occidentales de una forma tan superficial, creando una noticias muy alejadas de la realidad, en uno de los centros mundiales, como es el Cairo, no cabe imaginar las noticias que leemos habitualmente sobre pequeños lugares, donde las fuentes pueden llegar a ser de cuarta mano.

Para terminar señalar la detención de 14 activistas políticos por una protesta en las inmediaciones de Consejo de Estado, en el barrio de Dokki., simplemente en una celebración del cumpleaños del presidente electo del país -4 de Mayo, día de nacimiento del presidente Hosni Mubarak- En esta democracia, ni los derechos ciudadanos están muy claros, ni el presidente electo pretende dejar la presidencia, y la labor democrática de protección de la policía es cuando menos relativa. Esta noticia no se verá en ningún país occidental y mucho menos en Egipto. La semana pasada la Vicepresidenta viajaba con varios enviados especiales, y apenas se encuentras periodistas oficiales de los medios nacionales, al menos da que pensar.