jueves, 14 de mayo de 2009

El Sinaí o la mercantilización de los lugares santos (I)

La peregrinación a los lugares santos y sagrados se ha convertido una mezcla heterogénea insulsa de personas, que conocen el lugar por lo que significa pero cuya ignominia hacia ellos se respira en cualquier rincón. En Egipto si unimos este concepto, a la idea de que el lugar es turístico y además no musulmán, nos encontramos con una mezcla explosiva de lo que se no puede esperar demasiado de una de las partes, la nuestra siempre mantiene sus potencialidades si somos capaces de conseguir evadirnos en algunos momentos.

El Monte Sinaí, por todos conocido, aunque solo sea por nuestra clase de religión, o por la catequesis, -ahora que están tan en boga estas dos temáticas, no necesitando explicación-. Se encuentra en la península del mismo nombre en la parte este de Egipto, cercano a la frontera con Israel y Jordania. Los egipcios lo llaman “el monde de Moisés” y la palabra Sinaí engloba a toda la Península.

Actualmente cientos de turistas lo visitan cada día, un tranquilo paseo en camello desde el Monasterio de Santa Catalina, evitando la caminata, la cual se limita a los últimos 750 escalones antes de llegar a la cima, inevitables, aun para los más cómodos.



El Monasterio de Santa Catalina

Hordas de turistas inician su escalada horas antes del amanecer para observar el alba en su máximo esplendor y rápidamente descender para visitar el Monasterio y continuar el viaje rápidamente. Por este motivo si visitas el Monasterio de forma individual hay que tener en cuenta donde te encuentras y que la iglesia cerrará sus puertas al mediodía. Simplemente la mayoría de los beneficios ya se han conseguido, no es necesario trabajar demasiado. Los demás viajaros no son demasiado importantes. De cualquier forma si tienes tiempo existe la posibilidad de quedarte en la ladera en alguno de los hostales que se pueden encontrar, por precios populares, y bastante cómodos.

Si deseas visitar el Monte o el Monasterio de forma individual es considerablemente complejo, únicamente hay un autobús de ida y vuelta al día a el Cairo; y los horarios no son demasiado populares. También hay autobuses desde las cercanas ciudades de Nuweiba y Dahab, pero con la misma calidad de horarios. La última opción es el típico taxi compartido por turistas, que conviene que sea acordado con anterioridad porque negociado en el momento deseado puede tener un precio excesivo. Además siempre se puede negociar un taxi compartido como hicimos nosotros desde la ciudad de Nuweiba, tras pasar un día en el Mar Rojo, en el cabo de las dos playas, con la mirada de la costa de Arabia Saudí, un lugar todavía tranquilo repleto de personas alternativas, y gran cantidad de israelíes; motivo por el cual un tanque te recibe en la puerta si consigues que el conductor pare enfrente, ya que el autobús no tiene parada en esa pequeña playa.

Hasta en estas alturas se puede encontrar un baño público, mixto en este caso.

Grupo de taiwaneses sufriendo su penitencia y llegando a la iluminación sentados comodamente en el camello.

Hay que tener en cuenta que el turismo al Monte es básicamente organizado con autobuses de grupos, y no se pueden encontrar gran cantidad de viajeros individuales, por lo que tendriaís que pagar al final del día 85 libras egipcias al beduino que te guía por un camino sin dificultades sean los turistas que sean. Al menos nuestro guía era una persona tranquila que llevaba 7 años haciendo el mismo trabajo, y bastante poco interesado en los beneficios del turismo, una persona humilde que se ha dedicado a este trabajo, porque no hay muchas más opciones en el lugar. Se puede intentar evitar este gasto, si consigues convencer a las autoridades que únicamente vas a visitar el Monasterio, pero en las últimas semanas la complejidad es mayor, desde que un turista ruso se perdió y trastabilló montaña abajo perdiendo la vida. Un habitante del pueblo me enseño el video en su teléfono móvil del momento en que lo encontraron, como aquí se respeta la privacidad de las personas. Al fin y al cabo es un lugar público turístico, y algún beneficio tendrán que tener las autoridades.

1 comentario:

María José dijo...

Sigue escribiendo... no abandones a tus lectores, yo aunque no comente demasiado te sigo... y los progenitores también.

besos