martes, 20 de octubre de 2009

Gran victoria del Rubín de Kazán en Barcelona.

Los nacidos en las comunidades pobres de la tristemente reunificada España sonreímos simplemente por no llorar cuando se habla de la deuda histórica hacia Cataluña y el País Vasco. Quizás en ningún lugar se habla del retraso en lo que respecta a las infraestructuras, educación, sanidad de nuestras comunidades empobrecidas formadas por multitud de pequeños pueblos, a los cuales, y según la constitución se les otorga los mismos derechos que a los demás ciudadanos.

Desde aquí, simplemente quiero decir, que la época de la escritura políticamente correcta llegará un día que se termine, y desde aquí ayudaremos a ello. Esas comunidades que arrastran esa deuda histórica, tristemente pobres según sus comentarios, consiguen en cada apoyo al gobierno gobernante más financiación encubierta para su genocidio nacionalista que nosotros recibimos en toda la legislatura.


Las identidades nacionales son subjetivas, y más todavía cuando ni siquiera lo son étnicas. En el día de hoy, nadie de los que veíamos el partido en la lejana ciudad de Kazán, ha apoyado al Barcelona, todos presentíamos la victoria del Rubín de Kazán. El nacionalismo se inventa, y más todavía cuando un nacionalista en sus reivindicaciones pretende hundir en el fango a los demás. Nacido en Castilla- La Mancha (comunidad por cierto re-creada tras la constitución) en el día de hoy me sentía tártaro, ruso, en definitiva un forofo más del Rubín de Kazán. Cualquier concepto antes de tener que apoyar al Barcelona. Tristemente identificado con una parte, simplemente por no apoyar a la otra.
Un baño de humildad de un equipo financiado básicamente con dinero del gobierno del Tartaristán -para su publicitación- que juega con el escudo de la ciudad en su camiseta. Hoy dieron una lección de juego táctico y especialmente de esfuerzo físico, personal y conjunto. El Barcelona salió simplemente a marcar cinco goles sin sudar. Como no tenga cuidado quizás tendrán que sudar en el último partido con el Inter para conocer quien es el que se clasifica de los dos.

La independencia es una opción inevitable, envidiable para nosotros, y hasta justa para vosotros; pero la época de reírse de los demás habitantes de este país creo que debe llegar a su fin. El aprendizaje de vuestros idiomas nacionales es imprescindible, nosotros lo envidiamos, pero igualmente envidiamos otras cosas que por ley nos corresponden, y no se nos dan porque no tenemos partidos nacionalistas que apoyen los presupuestos. Los pueblerinos manchegos, andaluces, castellanos y extremeños cada vez lo son menos para aceptar vuestras historias nacionalistas sin base, una retórica de patio de colegio, de niños a los que se les robó el balón en el 59 y quieren que les devuelvan un reactor nuclear ahora. Los votos de los partidos mayoritarios provienen de nuestras comunidades. Partidos nacionalistas vascos y catalanes –en esta legislación hasta Coalición Canaria- ayudan a evitar la democracia, consiguiendo beneficios para sus comunidades a cambio de un apoyo antidemocrático. El fundamente político es conseguir la mayoría, actualmente el PSOE prefiere este apoyo, que tener que negociar políticas de izquierda con Izquierda Unida. Los caminos están comunicados, al igual que las cloacas.

Cuando alguien quiere la independencia, lo que tiene que hacer es conseguirla, atraparla, luchar por ella… no aprovecharse de los recursos del país en beneficio de su única comunidad. Porque las personas de las comunidades pobres, somos estúpidos (como vosotros supongo que creéis) pero no hasta el límite de creernos la parranochada de la deuda histórica, que es el único argumento esgrimido.. Independencia ya, pero para que cada uno tenga lo que se merezca.

No me enorgullezco de este artículo, pero es muy triste, que ni la población de un país ni sus políticos luchen para mejorarlo. Únicamente para el beneficio personal, porque no olvidemos cuando se intenta conseguir algo, no es apoyo a su comunidad, simplemente son futuros votos para continuar en el poder. Simplemente siento alegría cada vez que escucho un claxón desde mi ventana. La alegría de alguien, que es la mía.

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